En el corazón del casco antiguo de Logroño hay un lugar que no es solo una tienda. Es un universo sensorial, un laboratorio de belleza inusual, un refugio para quienes sienten debilidad por lo diferente. Lo firma Pedro Baz, aunque muchos ya lo conocen simplemente como El Gardenista.
Florista, decorador, artista, alquimista… Pedro es una fuerza creativa que ha convertido su espacio, una mezcla de floristería, concept store, galería de arte y taller, en uno de los rincones más sorprendentes y magnéticos de Logroño.
El Gardenista no decora: crea atmósferas. Su estilo es inconfundible: mezcla lo decadente con lo botánico, el cemento con la cerámica artesanal, la luz natural con instalaciones florales barrocas e irrepetibles, imposibles de entender para quien no ama lo diferente y lo no cotidiano. No es raro que sus obras decorativas hayan viajado hasta París, Berlín, Milán y otras ciudades, donde visitantes de La Rioja pasaron por «El Gardenista » y se enamoraron de sus estanterías .
En su local, Pedro recuperó la estructura original de la antigua Casa Mazo —donde antaño se vendía lencería y dejó a la vista madera, ladrillo y cómo no, hormigón. Cada rincón respira alma, historia y belleza bruta.
Las estanterías están llenas de velas artesanales, piezas de cerámica, cojines, lámparas únicas y regalos con carácter. También, de tanto en tanto, Pedro acepta encargos florales para bodas o eventos donde despliega todo su genio. Sus arreglos no dejan indiferente: o los amas o no los entiendes. Y eso está bien.
El Gardenista no solo vende objetos, crea experiencias. En su espacio se imparten talleres de kokedamas, cerámica, impresión botánica, ilustración… y hasta pequeñas presentaciones de productos La Rioja o conciertos íntimos. Siempre pasa algo, siempre te sorprende.
No es casualidad que haya recibido el Premio al comercio excelente de La Rioja. Y tampoco lo es que cualquiera que entra en su tienda salga con una sonrisa rara y los ojos brillando. Porque El Gardenista no se visita, se vive.
Si estás en Logroño, acércate. Te sentirás como un niño en un parque de atracciones que no sabe dónde mirar. Solo déjate llevar. Y verás.
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